Sonia Carrillo ESC, NC

La historia de Sonia

Mi interés por la salud natural nació desde el amor más puro: El amor de madre.

Cuando mis hijos eran pequeños y enfrentaban situaciones de salud qué la salud convencional no lograba resolver, sentí la necesidad de buscar algo más. Algo que sanara desde la raíz. En ese camino encontré la salud natural y descubrí su poder trasformador.

Al ver como mis hijos recuperaban su bienestar de manera tan noble y armónica, despertó en mí una certeza profunda: El cuerpo tiene una sabiduría inmensa cuando lo acompañamos con respeto y amor. Desde entonces supe que este sería mi camino, y ese llamado me llevó hasta Trinity.

Mis mayores logros no se miden en títulos ni reconocimientos, sino en los rostros de quienes han vuelto a sonreír. Cada persona que recupera su vitalidad, su equilibrio y su esperanza representan una victoria del alma. A través de lo aprendido en Trinity, he podido acompañar procesos de trasformación profunda, donde no solo mejora la salud física, sino también la conexión interior, la calma y la alegría de vivir. Ese es el verdadero logro: ser testigo de como la vida florece cuando el cuerpo y el alma encuentra su armonía.

Amo ver como cada ser humano, al sentirse acompañado, redescubre su fuerza interior, amo escuchar las historias, y mirar los ojos de alguien que vuelve a creer en sí mismo, y ser parte de ese proceso en donde la confianza y la esperanza renacen. Mi trabajo es un acto de amor: acompañar, inspirar y servir con el corazón. Cada consulta, cada palabra, cada sonrisa compartida me recuerda que sanar es posible cuando lo hacemos desde el alma.

Trinity ha sido más que una escuela; ha sido un Hogar para mi propósito. Allí encontré conocimiento, sí, pero también encontré sentido. Aprendí a ver la salud como un equilibrio entre el cuerpo, la mente, el alma y la energía. Cada enseñanza me inspiró a creer más en la vida, en la naturaleza, y en el poder del amor para sanar. Trinity me dio herramientas, pero sobre todo me dio alas. Gracias a todo lo aprendido, hoy acompaño con certeza, con sensibilidad y con el deseo genuino de servir.

Gracias Trinity, por ser parte de mi historia, por inspirar mi camino y por recordarme cada día que sanar es un acto de amor. Mi paso por Trinity fue mucho más que un proceso académico, fue un viaje interior que me llevó a descubrir mi verdadera misión: sanar desde el alma. Cada lección, cada lectura y cada momento de reflexión despertaron en mí una mirada más humana, más compasiva y más consciente de lo que significa cuidar la vida.

Hoy, cuando acompaño a una persona en su proceso de bienestar, no solo comparto conocimiento; comparto mi propia historia, mi camino de trasformación y la certeza de que la salud comienza cuando el corazón se siente comprendido. Trinity me enseñó a unir la ciencia con la sensibilidad, la razón con el amor, y el cuerpo con el espíritu.

Ser parte de esta comunidad me recordó que todos tenemos dentro una luz que puede sanar, y que cuando actuamos desde el corazón, esa luz se multiplica.